Mucho tiempo creí que el dinero, las posesiones, los títulos, las profesiones, la belleza, la fama, entre otras cosas eran sinónimo de éxito. El mundo vende todas esa cosas como éxito y hay que alcanzarlas y pagar cualquier precio, incluso el precio de nuestra relación con Dios, nuestra salud o el tiempo que le corresponde a nuestra familia y si no logramos alcanzar ninguna de esas cosas somos personas fracasadas y sin valor. Qué tremendo error haber creído lo que el mundo decía, en vez de creer las verdades que Dios dice a través de su palabra.
Tengo todas estas cosas por basura, a fin de conocer a Cristo.
Doy gracias a Dios por haber renovado mi forma de pensar y a través de ello mi estilo de vida. Romanos 12:2. Y ahora he encontrado una definición muy acertada acerca del significado de éxito.
Éxito es estar en el centro perfecto de la voluntad de Dios.
Andrés Panasiuk
Hablo de todo esto porque este año me embarqué en un viaje hacia “El plan perfecto de Dios”. Este año, el plan es que no hay plan. Por primera vez en mi vida, no tengo un plan a seguir solo dejar que Dios me sorprenda con su plan perfecto y todas las promesas que estoy ansiosa por recibir.
En ningún momento he dicho que voy a dejar de trabajar. El plan de Dios y el trabajo nuestro, son cosas que van de la mano para que el propósito de Dios en nuestras vidas se cumpla. Las bendiciones no vendrán mientras vemos la televisión o mientras vemos Facebook, las bendiciones vienen cada vez que ponemos en práctica nuestros talentos y llevamos a cabo los proyectos que Dios ha puesto en nuestro corazón. A Dios le gusta la gente trabajadora y no le gusta la gente que entierra sus talentos. Mateo 25: 14-30
Descubrí que deseaba trabajar desde mi casa, administrar de manera correcta mi tiempo, cuidar mi salud, cuidar mi alimentación, realizar actividades que un trabajo en una empresa me impide. Decidí dejar el trabajo de años y mi dependencia de un salario, a fin de conocer a Cristo como mi proveedor. Mateo 6:25-34
Este año se trata de vivir por fé, de dar pasos sobre las aguas, estando convencida que si Dios cuida de las aves, cuanto más de mi que soy su hija.
Les dejo este texto de la Biblia para que mediten en el. Llevo un par de meses, creyéndolo con todo mi corazón y afirmándolo cuando siento que mi fé desmaya.
Porque yo
sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—,
planes de
bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
